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Carlos, gaviero a bordo del Hermione

Puro nervio de los pies a la cabeza. Carlos Arranz, ingeniero naval de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Navales de Madrid, es natural de Valladolid y se define como una persona inquieta y con un gusanillo constante por conocer nuevos lugares y vivir nuevas experiencias.


Su paso por el astillero de Albaola le abrió las puertas a una experiencia única: embarcarse en la increíble fragata francesa Hermione en una travesía envidiable.


Hoy nos cuenta un poco más sobre su paso por este magnífico tall ship.



 

¿Por qué decidiste embarcarte?

Por pasión. En el caso de mi experiencia fue un viaje en el tiempo al siglo XVIII en todos los aspectos de la navegación.



¿Cómo surgió la oportunidad?

La oportunidad surgió echándole cara, estando dispuesto a dejar todo lo que estuviera haciendo para ir a navegar y estando en el momento y lugar oportuno, puesto que necesitaban gavieros para una travesía y me acerqué a ofrecerme para lo que me necesitasen sin saberlo.



¿Cómo descubriste el mundo de los buques clásicos?

Fue explorando con una amigo, de ruta entre San Sebastián y Pasajes, se me apareció el astillero de carpintería de ribera Albaola, un sitio magnífico y único, donde me quedé una buena temporada de voluntario en labores de carpintería de ribera.


El Hermione en la boca del puerto de Pasajes

¿Cuánto tiempo estuviste embarcado?

Estuve 15 días con sus 15 noches.


¿Qué ciudades visitaste?

Apenas visitamos ciudades, fue prácticamente todo navegación a vela:

Pasajes - San Juan de Luz - Bordeaux.



¿A qué te dedicabas a bordo?

A bordo había mucha rotación: timonel, cocina, vigía, limpieza,... pero sobre todo de gaviero tirando de los cabos al unísono, escalando a más de 40 metros de altura por obenques y vergas, aguantando pantocazos mientras arriábamos e izábamos velas. Todo ello levantándose a las 3h30 am con las manos agarrotadas, lluvia, frío...fue como vivir en un libro.


¿Qué hacías en tu tiempo libre?

Un montón de cosas divertidísimas, desde compartir tiempo con los compañeros, aprender técnicas de arreglo de velas, cabos, maniobras, a trabajar el cuero ,etc. Hicimos una cometa que en la época se usaba para hacer llegar el salvavidas en la maniobra de hombre al agua.



¿Recomendarías la experiencia de navegar?

Por supuesto, incluso al que tenga miedo. Navegando conocí a uno chico que estuvo mareado los 15 días de navegación, salvo cuando teníamos que escalar por la jarcia, en ese caso se le pasaba al instante y era feliz.




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