¿Barco maldito? ¿Mala suerte? Aquí os dejamos una breve guía para evitar meter la pata en estos temas.
"Se dice que existen tres tipos de personas: los vivos, los muertos y los que navegan por la mar…" Y es que el petit comité de los marineros está repleto de tradiciones y creencias propias.
Lo primero y más importante: la embarcación o barco. No todos son aptos para navegar y tienen que haber pasado una serie de requisitos sin incidencias:
“Un barco que no ha probado el vino probará la sangre"
Hace referencia a una estampa habitual que todos hemos visto en películas, aunque a día de hoy es un evento muy común e importante en cualquier botadura y se realice con champán y no con vino. Estrellar una botella contra la amura del barco en su botadura es una tradición de la época romana que con el paso de los siglos a evolucionado hasta la actualidad.
Se dice que si no rompe a la primera dará muy mala suerte al barco. Un claro ejemplo de esto es el Titanic, en cuya botadura la botella no se rompió.
“El nombre de la embarcación”
El nombre que se le pone a un barco es su carta de identidad y no conviene enfadar a la mar. Se evitan nombres como “Huracán”, “Tempestad” o “Marejada” para no provocarla y con el paso del tiempo hay nombres que ganan una mala reputación, como los nombres de reptiles dentro de la armada inglesa, con varios hundimientos.
“No se cambia el nombre de un barco”
Una vez el barco es bautizado trae mal fario el cambiarlo. En caso de que quieras cambiarle el nombre a un barco, deberás recurrir a rituales para mantener la mala suerte a raya. Más adelante publicaremos un post sobre cómo cambiar el nombre a un barco y no morir en el intento.
Monedas de plata
Para salvaguardarse y cubrirse las espaldas, durante la construcción existía la costumbre de colocar monedas de plata en determinados puntos: en la quilla en los buques de guerra y en la base del mástil en los veleros. Esta tradición sugiere un pago preventivo a Caronte, el barquero de la mitología griega.
Un ejemplo es esta imagen del crucero Silver Muse de la naviera Silversea, con tres monedas en su quilla
Una vez construido y bautizado con su nombre, el barco está listo para navegar en él. Pero antes necesitas saber más:
Fechas para zarpar
Las prisas no siempre son buenas, y es que existe una lista de días que debes evitar a la hora de zarpar. A parte del famoso “martes, ni te cases ni te embarques”, los viernes por ser el día de la crucifixión de Cristo, el primer lunes de abril por ser el día en que Caín mató a Abel, el segundo lunes de agosto por ser el día en que Dios castigó a Sodoma y Gomorra, y el 31 de diciembre por ser el día en que Judas se ahorcó.
Puede que los marineros no parezcan gentes devotas, pero cuando se encuentran en medio de una tempestad es fácil ponerse a rezar.
Silbar
Está prohibido silbar. Antiguamente, y aún en algunos barcos, el oficial al mando se comunicaba con toda la tripulación a través de un silbato, dando ordenes con él, por lo que estaba terminantemente prohibido silbar para no interferir con las órdenes de un superior. Sin embargo, esta norma no aplica a las canciones, así que puedes cantar incluso desafinando sin miedo a represalias.
Animales a bordo
Respecto a los animales, los marineros tenían sus preferencias.
Los conejos estaban prohibidos, pues tienden a escaparse de las jaulas, morder la madera y roer los cabos, obenques y estachas. Entonces, ¡nada de conejos!
Los albatros y gaviotas eran aves respetadas y se consideraban de buen augurio. Son las primeras en recibirte al llegar a tierra y decían que llevaban el alma de los marineros perdidos.
Finalmente, los gatos, los animales venerados a bordo. Eran considerados los protectores del barco, pues lo mantenían limpio y libre de roedores, además de prevenir las tormentas.
Estos son solo algunos de los rituales y creencias más famosas, así que comprueba que cumples con todos antes de subirte a bordo. ¡Y procura no traer mal fario a bordo!
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